De
ser un aficionado a convertirte en un experto en vinos existe un
camino que no todos quieren recorrer, aunque sí son muchos los que
les gustaría conocer esta cultura ya sea por afición, curiosidad,
moda, como una manera perfecta de desfrutar de una buena comida,…
sin que todo esto suponga un gran esfuerzo.
Me
gustaría deciros que es sencillo percibir todos los aromas y sabores
que esconde esta maravillosa bebida pero no lo es en un principio,
sobre todo porque los sentidos que utilizamos (olfato y gusto) son
los grandes olvidados en nuestro día a día. En realidad, no hay
ningún secreto para disfrutar de este agraciado brebaje, solo
necesitas dejarte llevar por tus sentidos y deleitarse con uno de los
pequeños secretos que nos esconde la vida, siguiendo como argumento
el de probar vino y mas vino. De esta forma verás que el olfato no
solo sirve para oler si un producto esta en mal estado o no, o comer
no es simplemente el acto de alimentarse, sino que te dará la
posibilidad de disfrutar de las pequeñas cosas que nos da la vida y
que muchas veces nos pasan desapercibidas.

Por
mi experiencia y aunque el aprendizaje siempre será individual,
para disfrutar del vino es y será necesario estar rodeado de un
grupo de amigos, con personas con la misma afición que tu,
escuchando a los que tengan mas experiencia capaces de orientarte en
la cata, y aprendiendo de todos al abrigo siempre de buen vino.
A
partir de aquí, una de las posibilidades de la que dispones es
buscar una vinoteca en tu ciudad donde tengan verdadera pasión por
el mundo del vino y deseosos de dar a conocerlo, además de ser una
forma de hacer negocio. Si encuentras un local así, como me ocurrió
primero en Vigo en la “Bodega de Matías” y ahora en Palma en “De
Vinos”, te ofrecerá la oportunidad de degustar en barra de vinos
de calidad, rodeado de personas interesadas al igual que tu en el
buen beber, en disfrutar y divertirse.
Hay
tantas formas de aprender como de enseñar. Una de las más
entretenidas y que mayores satisfacciones me ha proporcionado es
ponerme delante de dos (o más) copas de vino al mismo tiempo, sin
saber ni la denominación de origen, ni la variedad,… es decir, a
ciegas. A partir de ahí, el juego como intuirás, se trata de
averiguar que te dice el vino, empezando por lo mas sencillo como
puede ser si proviene de un clima cálido (poco ácidos, amables,
sedosos,…) o frío (con acidez y por lo tanto mas frescos,…)
hasta llegar a la parte mas complicada que es adivinar la variedad,
añada y ya el sumun… la marca. Mientras estás probando los vinos,
coge notas sin miedo a equivocarte (no tienes porque enseñarlas),
intentando describirlos tal y como tu los percibes, identifica sus
características, lo cual te ayudará en otra ocasión a
identificarlo, apreciando su calidad… o no y sus pequeños matices.
Con esto conseguirás poco a poco crear tu propio criterio sin
dejarte influenciar por lo que dicen los demás, que es de lo que se
trata.
Es
importante tener en cuenta que esto se debe tomar como lo que es, mas
un ejercicio de entrenamiento que el de ponerse a prueba, lo
contrario podría llevarte a la desilusión, ya que al principio es
muy difícil captar los pequeños detalles que te ofrece el vino.
Hazte a la idea de que lo mas seguro es que no acertarás. Incluso no
te desilusiones si pasado el tiempo sigues sin captar todo lo que
quisieras, porque sin darte cuenta, cada vez que lo intentas, has
conseguido concentrarte y poner en alerta tus sentidos hacia el vino,
que es el camino mas corto para encontrar tu evolución.
En
definitiva, al final el mejor vino es el que mas te guste según
dicte tu paladar.
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