FASE VISUAL EN LOS VINOS BLANCOS
El color es la cara del vino y su
observación nos da información sobre su grado de evolución en el
que se encuentra, si sabemos leer entre líneas. Un mismo vino del
mismo año, puede tener un color diferente según su estado de
conservación.

Al hablar del color del vino
blanco debemos hablar de sus reflejos... es un juego de reflejos...
en la habilidad de la mirada¡¡¡. Al fijarnos en los colores del
vino a través del cristal sobre fondo blanco, es incontestable que
la información mas sutil proviene de la observación de sus brillos.
Un blanco joven posee reflejos verdes, sin embargo, si es criado en
barrica tendrá reflejos amarillos y si el vino está excesivamente
evolucionado o ha tenido una larga crianza llegará hasta el marrón.
Si el vino blanco ha sido acariciado por la barrica, criado entre sus lías, macerado con sus pieles (llamadas hollejos) o proveniente de uvas “sobremaduras” el color cambiará hacia el dorado, hasta acabar en algunos casos en un precioso color ámbar (con reflejos amarillos). Esta presencia de color, será la pista necesaria para darse cuenta que delante nuestra tendremos un vino diferente, complejo, con cuerpo, bajo en acidez, aromas sutiles donde se mezclan aromas de la variedad en un fondo de aromas de crianza adquiriendo un bouquet propio de vinos especiales. No se debe cometer la torpeza de pensar que es un vino defectuoso por el simple hecho del color dorado.
El vino puede llegar a un punto de desvanecimiento de su calidad con el paso del tiempo. Cuando el vino envejece, paulatinamente va perdiendo los aromas frutales de la variedad en favor de los adquiridos durante la crianza (mas complejos). Esto quiere decir, que si un vino no muestra aromas de variedad, pierde toda su frescura y acidez y solo percibimos aromas provenientes de su paso por barrica, estamos delante de un vino que ha perdido su equilibrio y estructura, donde los aromas y sabores se han degradado, quedando un bouquet excesivo a madera sin percepción de fruta y acidez, pasando su plenitud a mejor vida.
Es cierto que algunas variedades tienden a un color dorado como puede ser los vinos elaborados con la uva Chardonnay, sin que esto signifique una alteración en sus cualidades. Sin embargo otras uvas como la Semillon o un Sauvignon Blanc en las mismas condiciones siempre suele darnos tonos mas pálidos.
Debemos
tener en cuenta, que aquel vino que tiende al color dorado, también
puede deberse o a una alteración producida por la oxidación por un
exceso de tiempo en botella, por una conservación inadecuada del
vino (alteraciones producidas por el calor, la luz) o por un error en
la elaboración. Estos vinos se consideran no aptos para la venta
aunque si para el consumo.
Si
queréis un consejo, si el vino es joven, sin crianza ni macerado,
huir de los que tienen mas de dos años y presentan una tonalidad
dorada intensa, en la mayor parte de los casos serán vinos oxidados.
Así, el color de un vino blanco
se puede definir de las siguientes maneras:
Blanco,
amarillo pálido, amarillo verdoso, amarillo limón, amarillo pajizo,
amarillo dorado, amarillento, topacio, cobrizo, caoba, oro, oro
pálido, oro verde, oro fino, oro viejo, oro rojo, dorado, rojizo,
hoja seca, castaño, madera, ámbar... Dentro de estos matices se
puede hablar de ribetes, reflejos como, por ejemplo, amarillo con
ribetes verdes.
CONCLUSIÓN
En
definitiva, si queremos saber si un vino blanco está oxidado,
debemos realizar una pequeña cata:
Primero
nos fijaremos en su color. Si este es dorado oscuro con tonalidades
marrones y el vino no tiene crianza, comenzamos por mal camino.
Después
comprobaremos sus aromas. Si no tiene rastro de aromas a frutas (como
por ejemplo limón, manzana) o flores (jazmín), y si tiene presencia
de notas de manzana asada, miel y ciertas notas 'ajerezadas', existen
dos posibilidades o se está oxidando o tiene una crianza prolongada.
Por
último lo probaremos. La característica mas relevante de un vino
oxidado es su falta de frescura por la pérdida de la acidez, con un
bouquet excesivo a aromas provenientes de la madera. Los catadores
expertos detectarán además aromas a acetaldehído (etanal).
Si
nos encontramos en esta situación, tendremos delante un perfecto
vino oxidado en donde su época de resplandor caducó, dando por
sentado que el rechazo de este líquido es la mejor opción.