sábado, 7 de marzo de 2015

Preparando la cata vertical de "Viña el Pisón". Bodega, añadas, terreno y climatología

Bodegas y Viñedos Artadi




   
    Desde la fundación de Artadi en 1985, el ímpetu, la constancia y el perfeccionismo han situado el nombre de la bodega en primera línea de La Rioja. Inicialmente nació como una cooperativa de diferentes elaboradores de la zona especializados en vinos jóvenes y se ha acabado convirtiendo en una bodega que explota sus propios viñedos. La primera etapa estuvo marcada por su exitoso vino joven de maceración carbónica Artadi y el vino de crianza Viñas de Gain. Fue ya en la década de los 90, con la creación de Pagos Viejos, Viña El Pisón y Grandes Añadas, cuando se convirtió en una bodega de referencia en La Rioja. Juan Carlos López de Lacalle es el gerente de la bodega desde su fundación y uno de los enólogos más reputados del país. La bodega se encuentra ubicada en el emblemático municipio de Laguardia (Álava), a unos 630 m sobre el nivel del mar.

    Las viñas están protegidas de las borrascas y del frío clima atlántico por la Sierra de Cantabria. Su situación le permite disfrutar de un clima caracterizado por un invierno duro (-10ºC), verano caluroso (30ºC) y otoño y primavera suaves y agradables. Durante el ciclo vegetativo la temperatura media oscila entre 15 y 25ºC y el diferencial entre el día y la noche durante el período de maduración varía de los 15 a los 20ºC. El índice de pluviometría es de 450-600 mm y unas 1.300 horas de sol al año. Los suelos son de textura arcillo-calcárea y pertenecen al período del mioceno. En conjunto, una situación geoclimática ideal para el cultivo de la vid.

    "Viña El Pisón" está ubicada en la Rioja Alavesa. Es un viñedo de 2,4 ha plantada en el año 1945,

Terreno Viña el Pisón

    "Viña El Pisón" está ubicada en la Rioja Alavesa. Es un pago de 2,4 hectáreas de suelos pobres enclavados en una pequeña depresión protegida por una barrera natural de piedra. Viña El Pisón es, hasta hoy, la gran obra de López de Lacalle, un vino del que además se siente especialmente orgulloso porque la finca fue plantada por su abuelo, Jenaro San Pedro, en 1945. Es “el viñedo de la familia”.
   Trabajada con mimo, en cultivo ecológico, podando en la Luna menguante de enero; y en la bodega utilizando la mínima cantidad de sulfuroso necesario, sin remontados agresivos.

    La bodega está ubicada en el emblemático municipio de Laguardia (Álava), a unos 630 metros sobre el nivel del mar, resguardada de las borrascas y el frío clima atlántico por la Sierra Cantabria. Está enclavada en una pequeña depresión con una barrera natural de piedra. Allí nace su emblemático vino de monoterruño.

Clima

    El alejamiento de las influencias mediterráneas, la cercanía al Cantábrico, así como la proximidad a dos sistemas montañosos y a dos cursos fluviales determinan las condiciones climáticas.

    La temperatura media anual es de 12,6 °C, siendo enero el mes más frío con temperaturas medias en torno a 5 °C y el más caluroso agosto con 20,6 °C de media. Recoge 504 mm de precipitación total anual, siendo mayo el mes más lluvioso con 58 mm. Al anochecer es común que aparezcan vientos de componente norte, el cierzo del río Oja-Tirón. En otras ocasiones solanazo del este, regañón del noroeste, ábrego del suroeste y siroco del sureste. En invierno son muy habituales las nieblas, causadas por la acumulación de aire frío en el valle con clima calmado, acompañado de aire caliente que pasa sobre los Montes Obarenes, lo que provoca que el aire del valle se condense pudiendo durar la niebla varios días si se mantienen esas condiciones.

Un clima seco y soleado
    El clima es el factor clave, el que explica la mayor parte de las diferencias existentes entre los vinos de las distintas localidades, por lo que nos detendremos a comentar brevemente este tema.

    Rioja Alavesa se sitúa en los 42º de latitud norte, pertenece por ello a la zona templada de Europa y su clima viene determinado por las influencias del Océano Atlántico y del Mar Mediterráneo, más o menos mitigadas por factores topográficos que dan lugar a situaciones climáticas diversas. Así pues, no puede hablarse de un clima general sino más bien de yuxtaposición de climas. Entre el ambiente húmedo del norte y el ambiente árido del sureste existe una transición climática gradual. Esta gradación climática no es uniforme en dirección Norte-Sur sino que se producen pequeños saltos climáticos propiciados por la topografía local. Wagner estableció para Europa una línea teórica de separación entre los viñedos que comentamos, que divide también Álava dejando a un lado las plantaciones de chacolí y al otro el viñedo de la Ribera del Ebro. Este último está realmente en una zona de transición climática ya que la línea de Wagner atraviesa Rioja Alavesa coincidiendo con la isoyeta 450 l/m2 y con la separación climática de Thorntwaite entre la zona de clima semiárido ( viñedos de Oyón, Moreda, Lapuebla de Labarca y la parte suroriental de Laguardia, Elciego y Lanciego) y la zona de clima seco-subhúmedo del resto de la Rioja Alavesa.

    Entre los diversos datos climáticos que interesan al viñedo de Rioja Alavesa, la disponibilidad de agua es el factor que más condiciona la actividad fotosintética de la parra, el grado de maduración de la vendimia y, en definitiva, la calidad del vino resultante. Otros factores como la temperatura media anual o la energía solar recibida, no son limitantes para la vid en los actuales enclaves en que se cultiva, y no difieren grandemente de unos pagos a otros, sobre todo en lo que se refiere al período climático clave en enología (agosto y septiembre), época en que tiene lugar el proceso de maduración de la uva. Cierto que la vid es una planta muy austera, que se adapta incluso a terrenos extremadamente áridos, pero aún así tiene unas exigencias mínimas de agua que le garanticen la subsistencia, del orden de 250 l/m2 , exigencia que se duplica si lo que se pretende es una cosecha mínimamente rentable (unos cinco mil kilos de uva por hectárea). Los excesos hídricos en momentos delicados tampoco son convenientes; por ejemplo, la abundancia de lluvias que se da ciertos años en algunos enclaves de la comarca a fines de verano puede propiciar el desarrollo de Botritis y otros hongos, así como impedir la completa sazón del fruto.

    Los datos climáticos que interesan al viñedo de Rioja Alavesa son: temperatura media anual (12,6º-13,2º), integral heliotérmica (4,5-5,5 ·10-6) y precipitación anual (350-650 l/m2 ). Si realizamos el balance hídrico de nuestros viñedos, restando del aporte de agua (precipitaciones, condensación, etc.) las pérdidas por drenaje, escorrentía, consumo de la viña y evaporación del suelo, vemos que en algunos términos de Rioja Alavesa existe un importante déficit de agua que asciende hasta 200 l/m2 , mientras que en
otros términos no existe déficit. Esto ocurre así porque aunque el viñedo riojano se instala en un hábitat relativamente homogéneo, existen diferencias climáticas ostensibles entre los pagos más occidentales (Salinillas, Labastida) o los más orientales (Oyón, Moreda), con mayor influencia atlántica en los primeros que en los segundos; así, mientras que en el límite occidental se registran unos 500 l/m2 . de lluvia y la temperatura media es de 12,6º, en el límite oriental esos valores son de 390 l/m2 . de lluvia, y el 13,2º de temperatura. De igual manera hay variaciones climáticas debidas a la altitud, pues la vid se cultiva en Rioja Alavesa desde los 390 hasta los 640 metros según sean fincas próximas al río Ebro (Lapuebla, Elciego, Baños,...) o cercanas a la sierra de Cantabria (Cripán, Leza, Yécora,...) recibiendo éstas unos 650 litros de agua por metro cuadrado cuando las primeras apenas alcanzan los 400 litros.


    El papel de la Sierra de Cantabria en la modificación climática no se manifiesta sólo en el descenso de la temperatura del aire o en el incremento de la pluviometría según ascendemos por sus laderas. La misión climática fundamental de este farallón calizo es proteger a Rioja Alavesa de las influencias cantábricas. Efectivamente, esta alineación montañosa de espectacular aspecto, con cumbres que sobrepasan en amplios tramos los 1.300 metros de altura, confiere a esta comarca el carácter mediterráneo; su esbeltez y altura actúan de manera decisiva para delimitar una frontera bioclimática de gran importancia. Por un lado, sus altas cotas protegen a la comarca de los fríos y húmedos vientos del noroeste; por otro lado, la orientación al sur del viñedo asentado en sus faldas, suaves rampas que enlazan con las terrazas del Ebro, hace que el aprovechamiento de las radiaciones por la cepa sea máximo y la maduración de la uva sea mucho mejor de lo que corresponde a estas latitudes.

La Sierra de Cantabria

    La Sierra de Cantabria forma una barrera natural que impide la penetración de la influencia que el Cantábrico ejerce sobre las provincias vascas, y protege la zona de los frios y húmedos vientos del norte y noroeste. Este viento llamado 'cierzo', al llegar a la sierra, la envuelve con un manto de nubes y nieblas pegadas a ella, que los nativos denominan 'capa del cierzo'.

    De esta manera, Laguardia goza de un clima que nada tiene que ver con el del resto de la provincia de Alava y, por supuesto, tampoco con las demás zonas del Pais Vasco, pudiéndo ser definido como clima de transición hacia la meseta.

    Registra Laguardia unas oscilaciones térmicas muy acusadas a consecuencia de la altitud de la localidad y de su proximidad a la sierra. Se caracteriza por tener unos inviernos crudos, en los que el termómetro puede bajar hasta los 10ºC bajo cero, y unos veranos calurosos, en los que se pueden registrar temperaturas de más de 30ºC. Los otoños y las primaveras son suaves y agradables.

    El índice de pluviosidad media se sitúa entre los 450 y los 600 mm., integrándose así en el denominado sector seco-cálido.

Comentarios sobre la añada 1999 del propio Juan Carlos de Lacalle:
       Invierno frío y húmedo. La brotación a principio de abril llega a su tiempo y se desarrolla rápidamente por las suaves condiciones climáticas y las buenas reservas de las viñas. El 16 de abril la temperatura oscila por la mañana entre 4 y 6 bajo 0 y hiela por completo todas las crecidas. Por las condiciones climáticas frías, la viña tarda de 15 a 20 días para volver a su estado vegetativo anterior a la helada. Este retraso se notará después hasta la fecha de recolección. El ánimo de los viticultores sube al constatar la muy buena recuperación de la viña. Las nuevas brotaciones son abundantes, desordenadas y llevan racimos pequeños. La floración tuvo lugar a mediados del mes de junio con un buen cuajado de las flores.

    Durante el mes de julio sufrimos un verano soleado y caluroso pero a partir del principio de agosto, las tormentas fueron abundantes, mejorándose la segunda quincena. La continuada lluvia fue la nota principal del mes de septiembre provocando en algunas zonas enfermedades y pobredumbre antes de la maduración.

    La Rioja Alavesa, por ser más tardía que las demás regiones de Rioja, esperó hasta principio de octubre para ver madurar sus uvas. La primera quincena de este mes fue seca y soleada con unas temperaturas diarias y diurnas excelentes para un buen final de maduración. Estos quince días salvaron la calidad de la cosecha ‘99.

    En la cosecha ‘99 encontramos vinos de buena calidad que se vendimiaron después de las lluvias y otros más desequilibrados que se vendimiaron durante las fuertes lluvias de septiembre. Este hecho, sumado al efecto de las fuertes heladas de abril, ha proporcionado una cierta variabilidad en la calidad de ciertos vinos, dependiendo del momento en que sus uvas fueron recolectadas y del alcance del hielo.

La añada 2002, según la bodega:
    Como cada año, las condiciones climatológicas y reacciones de la planta como ser vivo, dibujan las peculiaridades de cada nueva cosecha.
Quizá este año se reúnen circunstancias climatológicas y cambios en el crecimiento y desarrollo en el viñedo que condicionaron de forma especial, la calidad de nuestro vino de la cosecha del 2002.

    Analizamos a continuación algunas peculiaridades de este ciclo vegetativo.

    En algunos de nuestros viñedos con estructura de gravas o con gran drenaje en el suelo, el agostamiento de la planta no fue del todo bueno, con una caída precipitada de la hoja en el otoño del 2001 y la consecuente mediocre configuración final de las yemas productivas de la próxima cosecha. Esto motivó la definiente brotación productiva que obtuvimos en estos viñedos en la primavera del 2002.
    En general, y con las lógicas variaciones en los diferentes parajes, durante el mes de diciembre los viñedos sufrieron temperaturas entre –5 y –15 ºC que causaron notables daños en yemas productivas en reposo vegetativo, como se pudo observar posteriormente en la primavera con la aparición de yemas necrosadas.
    La fecha de brotación (20 de marzo) estuvo dentro de la media registrada durante los últimos años en la zona, pero con las conocidas diferencias entre los viñedos asentados en las proximidades del Río Ebro y aquellos que se sitúan en las faldas de la Sierra Cantabria.
El 5 de abril, es decir en los primeros estadios de crecimiento de la planta, sufrimos temperaturas próximas a los –3 ºC, quedando afectados, en general, todos nuestros viñedos y en particular, los más tempranos, de suelos sueltos y próximos al cauce del Ebro.
El gran incremento de temperaturas sufridas después de estas heladas, propició un cierto desequilibrio férrico que hubo que corregir por vía foliar. Por los mismos motivos (calor en exceso en este periodo) tuvimos un arduo trabajo para controlar los ataques de ácaros y trips.

    El desarrollo durante el mes de mayo fue relativamente bueno. Durante los primeros días de junio, se registraron en Laguardia 60 litros de lluvia. Este fue el accidente más grave y decisivo para la pérdida de producción de este cosecha 2002. Era el momento previo a la fecundación y cuajado de los racimos que se vieron afectados por el efecto del agua y en algunos casos con la aparición de focos de botritis en floración. Posteriormente la climatología durante el verano fue benigna y podríamos decir que hasta buena, pero la planta no pudo compensar completamente la pérdida de su crecimiento y desarrollo ideal debido a los accidentes sufridos hasta entonces.

    Por último, las lluvias del mes de septiembre nos provocaron algunos brotes de botritis por lo que tuvimos que realizar una primera vendimia seleccionando los racimos en el viñedo para dejar solo en la planta aquellos racimos sanos para la consecución de una buena maduración, iniciando la vendimia general el día 2 de octubre.
    Como conclusión podemos decir que ha sido un año difícil con mucho trabajo, con grandes cuidados y actuaciones en el campo para poder conseguir al final una cosecha reducida, en cuanto a volumen se refiere, pero de una calidad que podemos clasificarla como buena. Ahora quizá, es un poco pronto todavía para valorar la evolución futura del vino y debemos esperar algunos meses para poder tener una primera impresión en cata que configure el nivel real cualitativo de esta cosecha 2002.

La añada 2006, según la bodega

    La característica más reseñable de la cosecha 2006 fueron las frecuentes y en ocasiones intensas precipitaciones registradas a lo largo de todo el ciclo vegetativo. Estas lluvias se hicieron más intensas en momentos críticos del ciclo vegetativo y de forma más regular durante todo el desarrollo del viñedo determinado las peculiaridades y la calidad de esta cosecha.
    Ha sido un año con una pluviometría media. Es decir, se han registrado de octubre 2005 a septiembre 2006, 547,1 litros/m2 siendo la media interanual de 558,4 litros/m2.

    Las altas precipitaciones registradas durante los meses de octubre, noviembre y diciembre del año 2005 ( 227,7 litros/m2 ) aseguraron una alta reserva hídrica. Este hecho, unido a los 60 litros/m2 registrados en el mes de marzo, favorecieron la brotación del viñedo en primavera.

    Es de interés hacer notar, las altas precipitaciones, por encima de la media, de los meses de marzo, abril, junio y julio. Así como,  reseñar las precipitaciones de los meses de septiembre y octubre que condicionaron de forma notable el desarrollo de la vendimia.
Como resumen podemos decir, que el 2006 fue un año lluvioso que propicio un buen desarrollo vegetativo pero con incidencias en el estado sanitario del viñedo y una cierta dilución de los mostos.

    En cuanto a las temperaturas medias registradas fueron algo más bajas que las medias de los últimos dieciocho años. Temperatura media, 12.49 º C y temperatura media mínima 7.82ºC

    En cuanto a temperaturas durante el ciclo vegetativo, se registraron dos momentos críticos: Una helada en la tercera semana del mes de abril que realmente tuvo una pequeña incidencia en algunos de nuestros viñedos y la ola de calor registrada durante la primera semana de septiembre que afecto de forma notable en el desarrollo y en la maduración final de la vendimia 2006. En estas fechas se llegaron a registrar temperaturas hasta 40º C . Este hecho ocasionó una parada momentánea en el proceso de maduración de la uva. Pudimos observar racimos afectados por golpes de sol, agostamiento y desecación de las hojas basales. Los viñedos asentados en terrenos más pobres y menos profundos fueron los más afectados. En fin, un stress general que afecto, creemos, de forma negativa en la calidad de la vendimia.

    En cuanto a la evolución del ciclo fonológico cabe señalar la buena brotación generalizada en todas las parcelas, entre el 95 -100 % de las yemas francas y con una fertilidad alta, entorno al 1,3 racimos por sarmiento.
Se observa un pequeño adelanto generalizado en la floración y el cuajado. Durante la segunda semana de junio consideramos finalizado el cuajado del fruto un tanto afectado por las intensas lluvias de este mes de junio.
Desde este momento hasta principios de septiembre las constantes lluvias y la importante reserva hídrica acumulada en el suelo propiciaron un buen desarrollo vegetativo y por lo tanto, un alto riesgo de enfermedades por hongos con presencia aislada de algunas manchas de mildiu en hoja.

    Tuvimos que realizar tratamientos fitosanitarios cada 7 -10 días para poder mantener limpios y sanos nuestros viñedos.
Las escasas lluvias del mes de agosto (10 litros/m2) favoreció el estado sanitario general de la planta.

    El tiempo cálido y seco de mes de unido a la ola de calor de setiembre y quizá las altas dosis de productos fungicidas (sulfatos de cobre y azufre) afectaron al viñedo produciendo una paralización vegetativa e incluso en su proceso de maduración.

    Al final, las tres últimas semanas de septiembre con temperaturas frescas y las notables diferencias entre la noche y el día ayudaron, en gran medida, a finalizar el proceso de maduración y a la consecución de una mayor calidad final de la cosecha.

    Iniciamos la vendimia de la uva blanca el dia 14 de septiembre continuamos con la uva tinta el 23 y finalizamos la recolección el día 18 de octubre.
La vendimia resulto un tanto accidentada por la presencia de lluvias durante los primeros días de octubre que interrumpieron las labores de recogida. Afortunadamente, recogimos el 90% de la cosecha en buenas condiciones de sanidad. Solamente una pequeña cantidad de la vendimia resulto realmente afectada por las lluvias.

    En cuanto a la calidad de la añada podemos decir que el 2006 es un año marcado por una climatología un tanto adversa y que fue necesaria una fuerte presión técnica para conseguir buenos resultados. Cuidados y tratamientos en la viña, riguroso aclarado de racimos y un severo trabajo en bodega.

    El resultado final fue una vendimia con rendimiento medio de 4.500 kgrs/ha.
    En general, son vinos finos, con elegantes matices de un tempranillo delicado, meloso y armonioso final de boca. Después de los seis primeros meses de crianza en barrica, los vinos han experimentado un buen desarrollo conjugando sus taninos con los de la madera y generando una delicada expresividad aromática y una mayor expectativa de evolución.

Clasificaciones de la cosecha según la Denominación de Origen y la revista The Wine Advocate

Cosecha 1999 → la D.O. Ca. Rioja otorgó la valoración de “Buena”

     El ciclo vegetativo de la cosecha 99 se inicia con un buen agostamiento de la campaña anterior y con una pluviometría suficiente durante el invierno, lo que deriva en una muy buena brotación. La evolución del viñedo es correcta hasta el 16 de abril, en que una intensa helada afecta a gran parte del viñedo de la Denominación. Solamente las zonas más altas, por encima de los 500 m, se ven menos afectadas. Esta helada va a ser el factor determinante en esta campaña, que va a incidir en la evolución del ciclo y la cantidad de cosecha. Afortunadamente, la recuperación del viñedo en las fechas próximas a la helada es excelente desde el punto de vista vegetativo, e irregular en lo concerniente al productivo, influyendo en este caso aspectos como la edad del viñedo, el vigor y la variedad.

    La brotación es irregular y el número de racimos y el tamaño varía enormemente, produciéndose una distinta evolución en cada caso, diferencia que se va acortando hasta llegar a la vendimia en unas condiciones de maduración semejantes. El cuajado es bueno en todos los casos y el estado sanitario es igualmente satisfactorio hasta el envero, que se inicia con retraso, manteniéndose la irregularidad derivada de la helada. El proceso de maduración es correcto y la diferencia de evolución se va acortando.

    La valoración de la cosecha como “Buena” por el Consejo Regulador responde a las características de una cosecha condicionada por una climatología irregular -helada en abril y lluvias en septiembre- que afectó a su normal desarrollo vegetativo.

Cosecha 2000 → la D.O. Ca. Rioja otorgó la valoración de “Buena”

    El desarrollo vegetativo de la vid durante la campaña 2000 fue la idónea para alcanzar en condiciones optimas de calidad el máximo potencial productivo de la Denominación. Por otra parte, esa climatología benigna que favoreció la ausencia de plagas, enfermedades y accidentes meteorológicos, fue también beneficiosa para que la uva llegara a la época de vendimia en un perfecto estado sanitario, fundamento básico para la obtención de altas calidades. En líneas generales se puede decir que la vendimia fue lenta y escalonada, la más larga que se recuerda, buscando optimizar la maduración, sobre todo en el parámetro de graduación alcohólica, que evolucionaba con lentitud. Otro aspecto a destacar respecto a la calidad de la uva fue el buen comportamiento de los parámetros de color.

    Aunque la cosecha estuvo condicionada por la alta producción, lo que propició la obtención de una diversidad de calidades, Hay que destacar el hecho de que en los viñedos viejos (más del 30% del total) y en aquellos que presentaban producciones moderadas, sobre todo en zonas con altitud por encima de los 450 m., las uvas ofrecieron parámetros de calidad que permitían augurar vinos excelentes, con un gran potencial para el envejecimiento, y que algunos consideraban incluso superiores a los de la cosecha 94. De hecho, puede afirmarse que los parámetros estadísticos que utiliza el Consejo para realizar la valoración global de la añada son superiores a los de la cosecha 1999, aunque finalmente se haya otorgado la misma valoración de “buena” a esta cosecha 2000.

Cosecha 2001 → la D.O. Ca. Rioja otorgó la máxima valoración de "EXCELENTE"

    La climatología durante el ciclo noviembre 2000/agosto 2001 puede valorarse como adecuada para un normal desarrollo del ciclo vitícola. La pluviometría se ajustó a los valores medios habituales en la Denominación, si bien su reparto fue irregular, ya que entre noviembre y abril las lluvias fueron abundantes, mientras que la primavera fue seca y el verano, dentro de la habitual sequía que le caracteriza, contó con suficiente aporte de lluvia gracias a las tormentas habidas. Las temperaturas fueron suaves en invierno y excepcionalmente altas en periodos concretos de primavera, alcanzando valores de 40 grados en mayo y junio, mientras que en el verano siguieron parámetros normales. La incidencia de las heladas y pedriscos fue muy poco relevante.

    En su conjunto, la evolución del viñedo fue muy satisfactoria y responde a los parámetros de un ciclo normal, 
con cierto adelanto por las buenas temperaturas tanto en la brotación, floración y cuajado, como en el proceso final de maduración. La mayor parte de la Denominación tuvo un excelente cuajado, presentando las cepas un buen número de racimos.

   
La excepción a este buen cuajado general se ha encontrado en viñedos viejos situados en suelos sueltos y áridos donde el cuajado coincidió con las altas temperaturas mencionadas, con una incidencia clara en la disminución de expectativas productivas. Este mismo tipo de viñedos presentaban a primeros de julio los efectos de un moderado estrés hídrico, que en la mayoría de los casos se superó con las lluvias caídas posteriormente.La vendimia. El Comienzo de la vendimia tuvo lugar en la subzona de Rioja Alta y Alavesa durante los primeros días de octubre. La calidad fue notable y a ello contribuyó tanto la buena sanidad del fruto como la bonanza climatológica que acompañó la última fase de la maduración, permitiendo realizar la vendimia en condiciones óptimas de calidad hasta su finalización el 3 de noviembre en Labastida.

    Desde las primeras muestras tomadas por los Servicios Técnicos del Consejo Regulador en el seguimiento de la maduración, se comprobó que 
el tamaño del grano era menor que otros años y, en consecuencia, el grano pesaba menos y había una buena relación pulpa-hollejo, aspecto importante para obtener uvas de calidad, a la vez que disminuían las expectativas productivas. Desde el punto de vista cualitativo, el informe realizado por los Servicios Técnicos del Consejo Regulador confirmó las expectativas de una cosecha de excepcional calidad que habían generado la magnífica evolución del ciclo vegetativo y el buen estado sanitario de todas las variedades de uva. A la vista de los resultados del examen analítico realizado para la calificación de todos los vinos elaborados, tanto las graduaciones alcohólicas, como la acidez y los índices de intensidad colorante y polifenoles obtenidos han sido superiores a la media de todas las cosechas anteriores y muy homogéneos en la mayor parte de la producción, por lo que los vinos resultarán muy idóneos para el envejecimiento.

    Ninguna otra cosecha, desde que en 1980 se implantó la calificación rigurosa mediante examen analítico y cata de todos los vinos producidos, había ofrecido unos porcentajes tan amplios de vinos de muy alta calidad. La media de los parámetros analíticos 
es sin duda la mejor obtenida hasta la fecha, superior incluso a los de cosechas tan emblemáticas como la de 1994. Tan solo 9 cosechas fueron consideradas "Excelentes" por el Consejo Regulador a lo largo del pasado siglo, siendo las tres últimas las de 1995, 1994 y 1982.

Cosecha 2002 → la D.O. Ca. Rioja otorgó la valoración de “Buena”.

      Las temperaturas del mes de diciembre de 2001, de hasta 15 grados bajo cero, probablemente afectaron a la fisiología de la planta y fueron causantes de las disfunciones observadas en la brotación y posterior desarrollo del ciclo vegetativo. Asimismo, la sequía del otoño-invierno se sumó a la sequía que padeció el viñedo durante toda la campaña anterior y que dejó disminuidas las reservas hídricas de la planta. La conjunción de estos factores originó una brotación débil e irregular, principalmente en la variedad Tempranillo, con un menor número de racimos en general y de un tamaño más reducido, sobre todo en viñedos situados en secano. A estos factores se les añadieron las heladas del 5 y 16 de abril, que afectaron a una parte de la denominación, con daños importantes y desigualmente repartidos en función del estado vegetativo. Aunque la recuperación vegetativa de los viñedos afectados por la helada fue buena después de las lluvias de primavera y principio del verano, la recuperación productiva fue escasa en general. Por último, otro factor que condicionó la merma de cosecha en 2002 fue el bajo e irregular
porcentaje de cuajado. Respecto al estado sanitario del viñedo puede afirmarse que fue bueno en general durante todo el ciclo para todas las variedades de uva, aspecto significativo desde el punto de vista de la calidad final del fruto. Los meses de verano añadieron incertidumbre al desarrollo del ciclo con una climatología anómala. Sobre todo en Rioja Alta y Alavesa las lluvias fueron superiores a lo normal, lo que mejoró la situación vegetativa del viñedo y las expectativas productivas, pero las bayas aumentaron excesivamente de volumen y se produjeron roturas que indujeron al desarrollo de los primeros focos de botrytis.

    La vendimia se produjo una reducción significativa respecto a la anterior cosecha producto de la irregular climatología que acompañó la evolución del ciclo vegetativo, con incidencia de factores climatológicos como la sequía y bajas temperaturas, que provocaron una brotación y cuajado irregulares, afectando de forma diferente por zonas y variedades. Según avanzaba la vendimia en las tres subzonas, las lluvias intermitentes favorecieron varios ataques de botrytis.

Cosecha 2004 → la D.O. Ca. Rioja otorgó la máxima valoración de "EXCELENTE"

Evolución del viñedo.
    El viñedo riojano ha experimentado un buen desarrollo a lo largo del ciclo vegetativo de la cosecha 2004 gracias a una climatología que, en términos generales, ha sido favorable para la obtención de una cosecha de alta calidad. Las abundantes precipitaciones en forma de lluvia y de nieve en toda la Denominación durante el invierno, bien distribuidas y con valores más elevados en los meses próximos a la brotación y durante la misma, propiciaron que las necesidades hídricas del viñedo quedaran perfectamente cubiertas.

    El inicio de ciclo vegetativo sufre retraso debido a las bajas temperaturas de marzo-abril y primera quincena de mayo, pero después el ciclo se reanuda con fuerza, recuperando el atraso acumulado. Este año el viñedo no se ha visto afectado por heladas. A finales de abril, los Servicios Técnicos del Consejo
Ray Miller
Regulador inician el seguimiento de los viñedos de referencia constatando, en general, un excelente porcentaje de brotación del 100% de las yemas francas y abundante brotación secundaria, con necesidad de espergura. Asimismo la fertilidad también es satisfactoria, con valores de 1'2 y 1'8 racimos por brote en variedades tintas. El viñedo ha completado el cuajado a finales de junio, de forma correcta en las variedades tempranillo.

    El estado vegetativo del conjunto del viñedo al comienzo del verano es bueno, con abundante masa vegetal y buen estado sanitario, evolución favorable que continúa en julio con temperaturas adecuadas y sin incidencia destacable de plagas y enfermedades. Las tormentas que se producen de forma dispersa en toda la Denominación suponen un aporte hídrico que contribuye a mantener el buen estado vegetativo del viñedo, aunque, ya en agosto, esta humedad resulta excesiva en algunos casos y provoca la aparición de focos de mildiu y botrytis, sobre todo en brotes jóvenes, sin trascendencia significativa para la evolución del viñedo.

   En la primera semana de agosto, comienza el envero de las diferentes variedades de uva con temperaturas inferiores a las normales en estas fechas y diferencias muy marcadas entre el día y la noche, lo que propicia una evolución más lenta de la maduración, con un retraso del ciclo de dos a tres semanas. A finales de agosto la situación vegetativa y sanitaria del viñedo es buena y la evolución de los parámetros de maduración de la uva muy favorable. A partir de aquí se producen entre los días 1 a 10 de septiembre tormentas de lluvia generalizadas en toda la denominación acompañadas de temperaturas elevadas y ambiente bochornoso que favorece el desarrollo de focos de botrytis, con una incidencia muy irregular dependiendo del tipo de suelo, orientación, variedad, conducción del viñedo, labores culturales, estado vegetativo y tratamientos efectuados.

    A partir del 11 de septiembre empieza un excepcional periodo de bonanza climatológica, que se prolongará hasta la finalización de la vendimia, con días soleados y temperaturas moderadas por el día y frescas por la noche gracias al viento dominante del norte y noreste. Esta climatología propicia la mejora del estado sanitario del viñedo con desecación de la botrytis del racimo y una evolución muy favorable de la maduración, aunque lenta e irregular. Los viñedos con una viticultura racional, con producciones moderadas, bien ventilados, con buen estado de la masa vegetal, evolucionan favorablemente y presentan magníficas perspectivas de calidad, mientras que en los viñedos con rendimientos elevados se procede a la eliminación de racimos para favorecer dicha evolución.

Una vendimia selectiva con climatología excepcional

    Se inició la vendimia a mediados de octubre de forma generaliza en las subzonas Rioja Alta y Rioja Alavesa y dándose por finalizada el día 9 de noviembre. Se produce una situación de irregularidad en el proceso de maduración que presentaba el viñedo, dependiendo de la zona y de su cuidado. Se requería una vendimia selectiva, diferenciada y paciente como mejor forma de conseguir el objetivo de optimizar la calidad de la cosecha. Esto provocó una inusual duración de la recolección de hasta un mes en muchas localidades.

Cosecha 2005 → la D.O. Ca. Rioja otorgó la máxima valoración de "EXCELENTE"

Evolución del ciclo vegetativo.
    El final del ciclo anterior se desarrolló con un buen agostamiento, ausencia de heladas y precipitaciones escasas. La parada vegetativa de esta campaña se ha caracterizado por escasas precipitaciones en forma de lluvia y moderadas de nieve en toda la Denominación, continuando la escasez de lluvias en los meses próximos a la brotación y durante la misma. La brotación es buena y dentro de las fechas normales en Rioja, lo que conlleva un adelanto de entre 7 y 10 días con respecto al año anterior. A finales de abril, los Servicios Técnicos del
Consejo Regulador inician el seguimiento de los viñedos de referencia constatando, en general, un buen porcentaje de brotación del 100% de las yemas francas. Asimismo la fertilidad también es satisfactoria con valores de 1’2 y 1’6 racimos por brote, en variedades tintas, y algo inferior en la variedad viura.

    El viñedo ha completado el cuajado en toda la denominación a mediados de junio, presentando un buen estado vegetativo y sanitario, y manteniendo los 10 días de adelanto con el ciclo anterior.

    Respecto a las necesidades de agua hasta el final del cuajado, aunque las precipitaciones han sido moderadas, han tenido una buena distribución a lo largo del ciclo fenológico y han sido suficientes para cubrir el período brotación-cuajado. En el mes de junio cayeron tormentas dispersas en gran parte de la denominación, que aportaron una buena cantidad de agua. No obstante, a partir de estas fechas las necesidades de agua en la vid son muy exigentes y el mes de julio fue especialmente seco, a pesar de lo cual, a finales de ese mes, el estado sanitario era muy bueno en general y el estado vegetativo bueno también, apreciándose una vegetación moderada y equilibrada. Aunque desde el mes de enero las precipitaciones hayan sido claramente inferiores a las de un año normal, el estrés hídrico ha sido aceptable, acusándose puntualmente en viñedos de secano con suelos ligeros afectados por una moderada desfoliación basal. El riego se prohibió a partir del 8 de agosto en la Rioja Alta y Alavesa.

    El envero se desarrolla con normalidad desde mediados de julio, continuando el ciclo con un adelanto de unos 10 días con relación al año anterior, pero dentro de la media habitual en la Denominación. Según las conclusiones del primer Control de Maduración realizado por el Consejo Regulador el 22 de agosto, la situación general del viñedo era excelente, tanto desde el punto de vista vegetativo como sanitario, y la evolución de la maduración correcta y ajustada en el tiempo a la media normal en la Denominación.

    La vendimia. Los primeros días de septiembre se inicia puntualmente la vendimia en la zona más oriental de Rioja, pero se frena debido al magnífico estado vegetativo y sanitario, así como al hecho de que las temperaturas son moderadas por el día y frescas por la noche, lo que propicia una ralentización de la maduración de los azúcares más acorde con la evolución de la maduración fenólica, ideal desde el punto de vista de la calidad. Se lleva a cabo la vendimia de las variedades tintas en Rioja Alta y Alavesa en la última semana de septiembre. Cuando queda de un 10 a un 15% de la cosecha por recoger comienza a partir del 12 de octubre un periodo de lluvias que dificultan la finalización de las tareas de vendimia y afectan al peso y características de la uva.

    Tras casi dos meses de duración, como suele ser habitual, se da por finalizada el día 29 de octubre la vendimia 2005 con resultados más que satisfactorios, ya que la uva ha entrado en las bodegas en excelentes condiciones sanitarias y con parámetros analíticos que corresponden a una cosecha de extraordinaria calidad. Por otra parte, la cosecha 2005 no solo se ha mostrado generosa en cuanto a su calidad, sino también desde el punto de vista de su cuantía.

Cosecha 2006 → la D.O. Ca. Rioja otorgó la valoración de “Muy Buena”.

    Para ello fue necesaria la actuación responsable de los viticultores a la hora de asumir la contención de rendimientos (6.500 kg. por hectárea para las variedades tintas y 9.000 kg. para las variedades blancas).

    Tras un ciclo vegetativo en que el agua acumulada del invierno en el subsuelo facilitó la buena vegetación de la vid en primavera, contrarrestando las altas temperaturas y la sequía del verano, la situación general del viñedo en fechas previas a la vendimia era buena, tanto desde el punto de vista vegetativo como sanitario. La vendimia se desarrolló entre el día 1 de septiembre y el 27 de octubre de forma escalonada y selectiva.

Evolución del ciclo vegetativo
    La parada vegetativa de esta campaña se caracterizó por precipitaciones moderadas en toda la Denominación, continuando la misma tónica en los meses próximos a la brotación y durante la misma. La brotación en general fue buena y en fechas habituales. Los Servicios Técnicos constatan, en general, un porcentaje de brotación del 100% de las yemas francas. Asimismo la fertilidad también es alta con valores 1,1 y 1,6 en la variedad Tempranillo. El viñedo a mediados de junio se encuentra con el cuajado completado en toda la Denominación, manteniendo una semana de adelanto con el ciclo anterior. En general, buen cuajado.

    Respecto a las necesidades de agua, las precipitaciones y su buena distribución a lo largo del ciclo fenológico son suficientes para cubrir el período brotación-cuajado. A finales de julio el viñedo presentaba buen estado vegetativo y sanitario y adelanto del ciclo. Las precipitaciones fueron superiores a las de la campaña anterior y abundantes en gran parte de la Denominación, lo que propició el desarrollo de abundante masa vegetal. La reserva de agua en esta campaña es superior al año anterior y, por tanto, el riesgo de enfermedades por hongos mayor, por lo que se constatan algunos focos de mildiu en hojas y racimos (incluso secos) y de forma más aislada focos de oidio, araña y polilla.

    En agosto el tiempo transcurre más seco, con apenas tormentas, y las temperaturas se suavizan con valores nocturnos especialmente bajos. La evolución del viñedo se ralentiza y el adelanto que se preveía queda minimizado. El viñedo a finales de agosto se encuentra con buen estado vegetativo y sanitario en general y suficientes reservas de agua. El tiempo es seco y soleado, con temperaturas moderadas de día y bajas de noche, ideal para culminar con éxito el proceso de maduración de la uva.
De los pintores Peru Magdalena y Gotzon Garaizabal

    Comienza la vendimia. Durante los primeros días de septiembre, la evolución de la maduración puede calificarse como correcta y ajustada en el tiempo a la media normal en la Denominación, sin embargo las temperaturas elevadas paralizan dicha evolución, sobre todo de los parámetros del color, sucediéndose a partir de entonces de forma irregular, por lo que resulta imprescindible hacer vendimia selectiva.


    Se constata una evolución normal de la maduración glucométrica y algo más retrasada la fenólica, destacando también la diferencia de evolución en función de la carga de la cepa. Durante la última decena de septiembre se inicia la vendimia de las variedades tintas en Rioja Alta y Alavesa, generalizándose a primeros de octubre la vendimia en toda la denominación. El tiempo acompaña una semana más y entra la uva en buenas condiciones sanitarias. Con el 90% vendimiado para mediados de mes, se entra en la fase final nuevamente con tiempo inestable y lluvias intermitentes, hasta que finaliza la vendimia el 27 de octubre.

Fuentes:

http://es.riojawine.com
http://www.artadi.com/
http://www.verema.com/foros/foro-vino/temas/670879-decada-pagos-viejos-artadi
http://es.wikipedia.org/wiki/Sierra_de_Cantabria
file:///C:/Users/Quarque/Downloads/28_0_2_C_3_Rioja%20Alavesa_documento_cas.pdf
http://www.vilaviniteca.es/es/nc_gestion_int/BLANCOS+PARA+LA+PRIMAVERA
https://www.vinissimus.com/es/bodegas/?id_bodega=artd
http://lolioverthewine.blogspot.com.es/2011/06/ciclo-biologico-de-la-vid.html
www.mckarton.com
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gastrospain.wordpress.com
www.1winedude.com
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